Una tarde de lluvia, como cualquier otra. Miro como las gotitas de agua en el cristal del coche, se deslizan con una gracia indescriptible, caen y desaparecen. En los 40 suena una canción que me resulta familiar, y sin un por qué aparente, sonrío de oreja a oreja, como pocas veces me habrán visto.
Solo yo puedo buscarle un significado tan especial a esta canción.
Sonrío, y por un momento, quiero hasta llorar de felicidad.
Sonrío mirando al frente, y vuelvo a mirar por la ventana. Llueve, poquito, y el momento es tan perfecto que la lluvia me parece tan hermosa...
Te echo de menos.