sábado, 3 de diciembre de 2011

Pensamientos imparables.

Ganas de gritar, de correr, de salir a la calle con katiuskas y chapotear en cada charco que me encuentre. Ganas de comer un helado en invierno, de reír hasta perder la razón y acabar llorando al pensar que la vida me separará de mi mejor amiga. Ganas de confiar en mí misma, de sentirme completa, de encontrar la pieza de ese viejo puzle que un día se perdió. Ganas de meterme en la bañera, aguantar la respiración dentro del agua y sentirme como un bebé en la tripa de su madre.
Ganas de querer. De querer estar sola.
De viajar por el mundo sin compromiso. De ser libre.
Ganas de ser estrella de rock por un día y al día siguiente quedar olvidada. Ganas de comer a cucharadas dulce de leche y no sentirme culpable después. Ganas de ser más.
Ganas de volver a ser pequeña y creer en los Reyes Magos, de volver a esa época donde el seis de enero era la mañana más feliz. De despertar a mis padres después de que mi hermano venga a mi habitación y se meta conmigo en la cama. De ir corriendo al salón y saltar sobre los regalos.

Tengo ganas de tantas cosas... Ganas de seguir, de afrontar momentos difíciles, y recordar por siempre los felices.
Ganas..., de vivir.

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